Fabio Ortiz nace en una ciudad del Norte de Santander llamada Pamplona. Infinidad de imágenes le circundaron siempre, emanadas de una familia sumergida en el trabajo de las ventas de vinos y chocolates, donde ambos padres gastaban sus manos sin detenimiento.
Desde el colegio amó los dibujos alimentados por profesoras de mentes soñadoras y amables.
Una tía desplegó ante sus ojos infantiles un paisaje al óleo realizado por ella, y fue para él un descubrimiento prodigioso. Más tarde miró sin entender las obras de un gran coterráneo Ramírez Villamizar. Entre libros y profesores muchos años se nutrió de imágenes de toda laya. Concluido el colegio viaja a la Capital, y allí tiene contacto con galerías y museos, lectura de numerosos poetas y escucha de buenos músicos en la Universidad Nacional, paralelamente a los estudios jurídicos cursados en la Universidad Javeriana. Años después regresa a la Patria Chica y allí hace amistad con un pintor egresado de Universidad Nacional quien en los años 80 le inicia en los oficios de la pintura: una vocación tardía de la que no volvió a separarse desde entonces. Más adelante logró contactar al maestro Augusto Ardila Plata quien durante varios años le enseñó acerca del dibujo y con varios maestros profesionales del oficio hasta adquirir las técnicas de la pintura al óleo y al acrílico. Desde entonces reside en Bogotá.